La revolución móvil no está sólo en que ya existan más aparatos que personas en el mundo. Tampoco está únicamente en que hasta en los países de menor renta per cápita se esté convirtiendo en un bien mayoritario, a costa de otros consumos. La revolución móvil sigue en marcha y no estará completa hasta que los smartphones se conviertan en un apéndice del humano. Y eso sólo se logrará “dejando de lado” la telefonía móvil.
Hay dos piezas claves en este mecanismo que deben encajar a la perfección y funcionar como un solo engranaje. Por un lado están los dispositivos, que evolucionan a velocidad de vértigo en capacidades y en usabilidad. La introducción de los sistemas operativos móviles ha traído consigo el desarrollo de las aplicaciones, una forma coherente y eficiente de distribuir las funciones que ofrecen hoy en día los teléfonos.
Y lo que es más importante, las aplicaciones se están convirtiendo en el nuevo estándar de manejo, obligando a las interfaces a adaptarse a esta forma de comprender el día a día, como queda demostrado con el giro que Microsoft ha dado a su Internet Explorer 9 o con la nueva moda de las Web app y las tiendas como Chrome Store.
Pero eso no es todo. Las aplicaciones y las redes sociales han añadido a los móviles todos los sistemas de comunicación digital conocidos hasta la fecha. Desde el viejo MSN Messenger al programa de moda, WhatsApp, pasando por los contactos a través del ping de Blackberry, que según los últimos rumores se extenderán a iPhone y Android. Y no hay que olvidarse de los chats de Facebook y otras redes sociales, que permiten unir visitas a páginas y conversación sobre el tema en un solo instante.. De hecho, se ha seguido avanzando incluso más rápido con los clientes para cuentas de correo y para usuarios de redes sociales como Seesmic.
El smartphone es una herramienta de comunicación mucho más completa que el teléfono móvil. Su capacidad de hacer llamadas a través de la línea GSM o de la CDMA acabará siendo tan sólo un apéndice inútil y costoso. Hasta su desaparición. Quizá necesitemos esperar a que llegue una nueva generación,que los que nacimos en el último tercio del Siglo XX, los que nos enganchamos al teléfono, asimilemos que hay una forma más eficiente de comunicarse. Será entonces cuando la revolución se instaure y con ella llegue el adiós a la telefonía móvil.
Fuente : www.readwriteweb.es
Hay dos piezas claves en este mecanismo que deben encajar a la perfección y funcionar como un solo engranaje. Por un lado están los dispositivos, que evolucionan a velocidad de vértigo en capacidades y en usabilidad. La introducción de los sistemas operativos móviles ha traído consigo el desarrollo de las aplicaciones, una forma coherente y eficiente de distribuir las funciones que ofrecen hoy en día los teléfonos.
Y lo que es más importante, las aplicaciones se están convirtiendo en el nuevo estándar de manejo, obligando a las interfaces a adaptarse a esta forma de comprender el día a día, como queda demostrado con el giro que Microsoft ha dado a su Internet Explorer 9 o con la nueva moda de las Web app y las tiendas como Chrome Store.
De Skype a WhatsApp
La otra pieza está en los propios sistemas de comunicación que se han ido sumando a medida que los smartphones se han hecho potentes. Los servicios de voz por IP para teléfonos están creciendo y a punto de estallar. El anuncio de la versión de Skype para Android, con sus decenas de millones de usuarios registrados, trae consigo una reducción de las llamadas realizadas con el teléfono. Yahoo ha ido más allá con las videollamadas y aún falta la expansión mundial de Google Voice, que está hasta en iPhone, alcanzando entre todas a una enorme población de usuarios de voz.Pero eso no es todo. Las aplicaciones y las redes sociales han añadido a los móviles todos los sistemas de comunicación digital conocidos hasta la fecha. Desde el viejo MSN Messenger al programa de moda, WhatsApp, pasando por los contactos a través del ping de Blackberry, que según los últimos rumores se extenderán a iPhone y Android. Y no hay que olvidarse de los chats de Facebook y otras redes sociales, que permiten unir visitas a páginas y conversación sobre el tema en un solo instante.. De hecho, se ha seguido avanzando incluso más rápido con los clientes para cuentas de correo y para usuarios de redes sociales como Seesmic.
Todo el peso en las redes móviles
Mil y una forma para estar continuamente en comunicación. Por voz, por imagen y por texto, y sin gastar un solo céntimo de la línea telefónica. Eso, sí, la condición sine qua non es la conexión a Internet. Pero esta revolución en ciernes precisa de la mejora de las redes móviles y de los planes de contratación. Los usuarios necesitan una infraestructura que permita enviar y recibir datos de forma estable y a una velocidad equivalente a la banda ancha. Para solucionar las carencias actuales, Skype ha dotado a su aplicación de la capacidad de saltar de línea WiFi a línea 3G sin que se corte la llamada. Otro servicios como el de vídeo ajustan la calidad del producto al ancho de banda disponible en cada momento. Es el punto que necesita desarrollarEl smartphone es una herramienta de comunicación mucho más completa que el teléfono móvil. Su capacidad de hacer llamadas a través de la línea GSM o de la CDMA acabará siendo tan sólo un apéndice inútil y costoso. Hasta su desaparición. Quizá necesitemos esperar a que llegue una nueva generación,que los que nacimos en el último tercio del Siglo XX, los que nos enganchamos al teléfono, asimilemos que hay una forma más eficiente de comunicarse. Será entonces cuando la revolución se instaure y con ella llegue el adiós a la telefonía móvil.
Fuente : www.readwriteweb.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario